viernes, 28 de septiembre de 2007

¿Por qué tan pocas mujeres en directorios?

Seminario Internacional
Martes 2 de octubre, 8.30, Municipalidad de Vitacura.



Daremos a conocer nuevas cifras de la realidad chilena y la respuesta de los empresarios noruegos a una ley de cuotas que cambió radicalmente la conformación de sus directorios.

¿Por qué en Chile hay tan pocas mujeres en altos cargos?

¿Es posible instaurar una ley de cuotas en nuestro país?

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Mujer y Política: ¿Falta de ambición o de oportunidades?


¿Hay pocas mujeres en política? ¿Debiera haber más? ¿Por qué no están?

Destacadas mujeres y consejeras de ComunidadMujer conversarán sobre la difícil relación entre mujer y política: barreras culturales, financiamiento de campañas, articulación de redes y falta de apoyo institucional, son algunos de los tantos temas que se abordarán en este encuentro.

Ven a conocer y a escuchar a Cristina Bitar, Ximena Rincón y Marcela Ríos

Ellas conocen de cerca la política. Ven a escuchar sus testimonios y experiencia.
¿Son los costos personales y familiares iguales para hombres y mujeres?
¿Los partidos políticos son los responsables de generar más oportunidades?


Las estadounidenses Sarah E. Brewer y Stephenie Foster, quienes han participado en campañas, programas de mentoría y formación de mujeres líderes en uno de los países más políticos del mundo, complementarán su mirada.

lunes, 3 de septiembre de 2007

YO TAMBIEN QUIERO SER PRESIDENTA




Por primera vez asistí, en mi calidad de socia, al almuerzo aniversario de Comunidad Mujer. Además de felicitar a las organizadoras por un evento de primer nivel, y a las encargadas de comunicaciones – queridas colegas – por la altísima convocatoria tanto de personalidades como de prensa, quiero aprovechar esta vitrina para compartir con ustedes una reflexión que me quedó dando vueltas hasta hoy.
Michelle Bachelet – que me pareció una mujer brillante, simpática y con mucha onda – hizo referencia en su discurso al fenómeno que le había tocado ya varias veces presenciar, donde niñas de no más de diez años le decían que querían ser Presidentas de Chile. En el momento me pareció una anécdota tierna, como para repetir en un té con amigas. Pero después de pensarlo un poco más, me di cuenta de la potencia que tiene esa simple declaración de intenciones.
A mí, que tengo 32 años, jamás se me ocurrió que existía la posibilidad de ser Presidente (de nada básicamente, pero menos del país). A mi mamá, cuya edad por razones evidentes obviaré de esta crónica, aseguro que fue algo que nunca imaginó siquiera remotamente probable, aún cuando tuvo a su vez una madre bastante avanzada para la época.
Para qué hablar de mi abuela, la paterna, que, aunque se casó pasados los 30 y ha mantenido cierta cuota de rebeldía hasta el día de hoy, no la veo siquiera soñando con asumir un cargo así de relevante y único.
Entiendo entonces el impacto que las palabras de esas niñas tienen en Bachelet. ¿Cómo no? Es prueba evidente de cuánto han cambiado los tiempos, aunque suene a obviedad. Es símbolo de cómo las mujeres, al menos las menores de 12, entienden y aprecian ese espacio – el de La Moneda, si es que se van armando la imagen en sus cabezas – como propio, como obvio, como evidentemente disponible. A mí, en lo personal, no deja de impresionarme.
En privado siempre he creído que hay que ser bastante especial, por decirlo de alguna manera, para desear ser Presidente. De cualquier nación, especialmente de la propia. Aún así, me conmueve y emociona que las niñas de Chile lo tengan dentro de sus posibilidades. Y lo declaren, ni más ni menos que a la Presidenta misma. “No, no quiero ser doctora, profesora o bailarina. Quiero ser la persona más importante del país, eso quiero”.

Notable, realmente notable.


POR FRANCISCA FUENSALIDA SERRANO